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Denotan inseguridad o angustia y pueden advertirnos que estamos entrando en terrenos resbaladizos que nos pueden traer problemas si no ponemos mucho cuidado.

El sueño nos revela que estamos a merced de los demás para conseguir nuestros objetivos, o del temor a caer en esta situación.

Simboliza impedimentos y obstáculos y dependiendo de la robustez o el material de la reja tendremos las claves para determinar la naturaleza de estas dificultades.

Si vivimos en la ciudad y no tenemos ninguna relación profesional con el ganado, puede simbolizar nuestra necesidad de pertenencia a un grupo y valdrá la pena que analicemos en nosotros cualquier síntoma de indefensión o temor a la soledad.

Puede ser un presagio (bueno o malo según el contexto del sueño) de un cambio brusco que se nos avecina, una intuición de transformación en algún plano de la existencia.

Representan todo aquello que nos intranquiliza y nos roe por dentro, a modo de voz de la conciencia que nos recuerda nuestros actos.

Sobre todo si les oímos croar en el sueño, son presagio de murmuraciones y habladurías, o de compañías que nos resultarán muy molestas y difíciles de evitar.

Es una llamada al sentimiento, sea porque lo presentimos o porque lo deseamos, y para saber si el sueño es favorable o no deberemos fijarnos si las flores están lozanas o mustias.

Señala la idea de retorno, aunque también puede hablarnos este sueño de realización pero siempre retomando unos orígenes o unos principios.

Intuyes que vas a cargar con un error ajeno y tienes sentimientos de agobio, como de quedar marcado por ello.

Simboliza la protección espiritual y te avisa de una etapa de buena suerte especialmente en el terreno sentimental.

No estará de más que tengas precaución con todo lo relacionado con el fuego y las superficies muy calientes. Pero también el sueño puede estar hablándote de una herida en tu vida sentimental que conviene cicatrizar y curar.

Estás en una etapa en la que deseas tocar fondo para liberarte de tus cargas pero has de poner atención a tu salud y tu ánimo para que no se vengan abajo.

Además de recordarnos la fuerza en nuestro interior, nos marca un sentido para la búsqueda, como si tuviéramos que ponernos en marcha.

Reflejan un estado de transición, la destrucción quizás de los restos mentales que se habían convertido en un obstáculo para nuestro desarrollo personal.

Si soñamos con el puerto pero sin irnos en barco desde él, refleja un anhelo de evasión, pero que no conseguimos llevar a efecto. Surge un miedo a lo desconocido, o a empezar una nueva etapa de la vida.

Este símbolo representa dos lugares, uno significa dónde estamos y el otro hacia dónde vamos. Es importante analizar el estado del puente, y de los elementos que lo rodean, en nuestro sueño, así como nuestra actitud. Por ejemplo, un puente sobre un río con fuertes corrientes que no nos atrevemos […]

Los sueños en los que aparece de forma destacada un profesional o en los que nos vemos desempeñando una profesión que no coincide con la que tenemos en la vida real, nos indican que existe algo en el simbolismo de esa profesión que tiene importancia para nosotros. Todas las profesiones […]